miércoles, 16 de diciembre de 2009

Los lamentables sucesos...

Diario Clarín, martes 15/12/09. Sección “Sociedad”. Se trata el tema del conflicto sucedido el pasado lunes 14/12, en relación con la elección de Rector de la Universidad de Buenos Aires. Los estudiantes realizan reclamos denunciando la ilegitimidad de las condiciones de la elección y promesas de reformas dejadas en la nada. El Rector es re-elegido en una asamblea relámpago en el anexo del Congreso de la Nación mientras afuera policías y estudiantes se enfrentan violentamente. No entraremos en detalle sobre esto, nos interesa pero este escrito tiene otro fin.

En el artículo hay una fotografía central. En ella un pibe sobresale de la masa de estudiantes que agita grandes banderas de la FUBA y demás agrupaciones. El estudiante destacado sostiene en sus manos una gomera y se dispone a disparar con ella contra los policías. Un pequeño apartado en la nota hace referencia a la foto. En él se leen cosas como la siguiente: “cuesta creer que el barbado (por el estudiante)… tenga intenciones de aportar algo para una universidad mejor”. El periodista opina que probablemente aquel, y todos los que por detrás intentan hacer frente a la policía represora, no representan al resto de los estudiantes de la UBA, quienes en “silencio intentan construir un futuro mejor para ellos y para el país”, en lugar de ir a luchar contra la injusticia que socaba sus derechos.

No es curiosa esta opinión. Es triste, pero no sorprendente.

Decimos que es triste porque es legitimante, es funcional al statu quo de la burocracia universitaria. Parece evidente que sujetos encapuchados, con pañuelos alrededor del cuello, mal vestidos, que intentan impedir una elección de Rector y encima, como si fuera poco, agreden con piedras a la policía, no son sujetos que a esta sociedad o a la universidad pública puedan aportar algo. Más que estudiantes parecen delincuentes. Quizás porque en este país, aun hoy, el que intenta detener la injusticia es un subversivo, un criminal.

Como hemos dicho anteriormente creemos que la educación es el pilar del bienestar y la evolución en una sociedad, en la sociedad. Quienes se preparan como educadores, como futuros investigadores, como profesionales, son principalmente los estudiantes de la universidad. Parece insólito que los violentos tira piedras puedan el día de mañana educar bien a quienes lo necesiten, sin embargo ¿Qué estamos entendiendo por educación? La educación que se necesita no es académica. No es una cuestión de contenidos. Se trata de evolucionar como sociedad en función de una mejor observancia de ciertos valores, de la recuperación de los valores. De la dignidad, la solidaridad, la justicia, la equidad, y demás lugares – en teoría – comunes. Bien podrían argüir que aquel muchacho, pintura de piquetero, de vándalo-asusta-vecinas-de-Belgrano, no tiene pinta de poder inculcar esos valores. Falacia conservadora. Aquel muchacho está luchando por sus derechos. Está impidiendo – o al menos intentándolo – que lo humillen, que pisoteen su educación, su dignidad. Está luchando por lo que cree que le corresponde como ciudadano, en un mundo que verifica cada día más que las cosas corresponden tan solo al que las puede comprar. Ese pibe, ya con su ejemplo, está educando. Porque además no lucha solo por él y por sus compañeros, ni siquiera por el resto de los estudiantes, ese pibe está luchando por todos, incluso, aunque parezca increíble, por los policías que tiene enfrente y a quienes quizás logre golpear con alguna piedra. Porque si el “barbado” no pelea hoy por una universidad más justa, más democrática, más equitativa, mañana quizás los hijos o los nietos de esos policías no puedan acceder a la universidad pública y gratuita. Y porque además todos pagamos para que la universidad sea un lugar de acceso para cualquier ciudadano, aun cuando, por la cantidad de marginados que decide el sistema, muchos no tengan ya oportunidad de utilizarla.
¿Qué se quiere entonces? Se quiere una masa de estudiantes inermes que sigan tozudamente el curso de su educación apolítica y en el futuro ejerzan como profesionales diezmados, sin compromiso, con el solo ímpetu de su bienestar individual. Un conjunto de seres almidonados por el sistema. Seres que allí se quedan: lejos y fuera de la caverna.
La tarea del educador es liberar fronteras, expandirlas e incluir en el mundo ampliado a la mayor cantidad de seres. Eso no es lo que pide el cronista de Clarín. El cronista de Clarín no pide educadores ni profesionales ni investigadores: pide amebas cognoscentes. Porque está comprobado: las amebas le creen más a Clarín.
De cualquier modo hay algo que debe decirse: el camino que eligieron los estudiantes no es el correcto. La cuestión termina por dirimirse en una batalla de asfalto y la crónica que llega a la gente le llega depurada, sin la riqueza del asunto. Los medios de comunicación acaban por exponer la situación en términos de escuela primaria, y lo importante parece ser establecer quien empezó primero, si los estudiante o la policía. Ambos, estudiantes y policía son víctimas de una institucionalidad injusta que fomenta la violencia y la lucha entre los diversos grupos de oprimidos. Estrategia notable. Con las obvias reservas que puede merecer la evaluación del cuerpo policial.
La situación es delicada. Los estudiantes han hecho lo que sus posibilidades, ante la injusta trama burocrática, les permiten. No es su lugar ni el de ningún individuo de la sociedad agredir a otros individuos. Porque debe decirse: en el campo de batalla solo había un bando. El bando de los vencidos.
Hallú y los que ratificaron su mandato llegaron y se fueron bien rápido. Reunidos solo para hacer lo que debían hacer. Lo que debían hacer.
Minutos más tarde a una piba le rompían la nariz, un oficial era golpeado por una piedra, los pibes lloraban por los gases y los policías se escondían detrás de las vallas. El hecho concluía sin más, con el saldo de las balas de goma y el gusto amargo de la frustración. Algunos estudiantes regresaban a sus casas, impotentes, desahuciados, con bronca, mucha bronca. Mientras tanto, ileso, limpio, tranquilo, el flamante Rector de UBA aceptaba entrevistas y explicaba el lamentable suceso desde el cómodo sillón de su despacho en el rectorado.

El instigador de brumas. 

1 comentario:

  1. Algunas cosas para abrir el debate:
    1) Si el camino que eligieron los estudiantes hubiese sido otro, y ese otro era un camino más "pacífico" digamos, la noticia de que Hallú era elegido en 10 minutos como rector de la UBA sin cumplir su promesa de cambiar la conformación de los órganos de cogobierno de la universidad y adelantando sin razón tres meses la asamblea universitaria para poder ser re-elegido en el anexo del congreso nacional con seis manzanas valladas y toda la infantería de la policía federal armada con balas de goma, gases lacrimógenos y, no olvidemos, sus carros hidrantes y de bomberos también, no hubiese llegado a oídos de nadie. Pero DE NADIE. Sólo a aquellos que se interesan por leer la noticia aislada en algunos diarios que habla sobre política universitaria.
    Es cierto que la noticia que llegó a las masas, llegó, como de costumbre, vacía de contenido, dejando soslayar que los que tiraban piedras no eran estudiantes, POR FAVOR!!! Pero al menos llegó algo. Y tampoco estaríamos nosotros discutiendo esto en este blog, ni difundiendo lo que la TV no mostró.
    2) A pesar de todo, de la represión, de las roturaz de nariz y labios y marcas de bastones en el cuerpo de estudiantes que debían ingresar a votar rector, de las marcas de balazos de goma de los estudiantes que se manifestaban afuera, de que reeligieron a Hallú, etc; la vuelta a casa de los estudiantes no fue tan mala. Bueno, si fue mala en cuanto al cansancio y los golpes, pero no en cuanto a lo que se consiguió, ¿cómo? ¿se consiguió algo? Si: debido a toda la policía y a los matones de la seguridad del congreso (tipos de traje), no sólo no pudieron entrar a votar los representantes estudiantiles, tampoco pudieron entrar 3 decanos ni todos los representantes (estudiantes, graduados y docentes) de 2 facultades enteras (Exactas y Sociales), sumando un total de 91 asambleístas que no ingresaron a votar, sobre un total de 236 asambleístas. Uno de los decanos que no entró es Federico Shuster, el decano de sociales, quien se iba a presentar como candidato a rector en oposición a Hallú. Es decir, el 40% no estaba!!!
    Suena ilógico que sin casi la mitad de la asamblea se haya votado igual al rector, ¿no? Bueno, es que el reglamento dice que con que estén presentes 119 (la mitad mas uno) de asambleístas, se puede votar. Este reglamento, así como la conformación de los órganos de cogobierno que mencioné antes, forman parte de un estatuto universitario escrito hace más de 50 años, y son estas cosas las que los estudiantes queremos modificar.
    Entonces, ¿qué fue lo que se consiguió? Que la asamblea pierda legitimidad, al menos toda la legitimidad posible que podía perder. Porque ya sabíamos que no íbamos a poder derribar semejante barricada policial, por lo tanto la noche anterior la certeza de que Hallú iba a ser reelecto era absoluta.
    Bueno, espero que haya más comentarios, sean dudas, posturas a favor o en contra de lo expuesto, lo que sea. Como prueba de lo que conté pueden entrar a ver este video: http://www.youtube.com/user/julioamella#p/a/u/O/PkQOKpPmffU

    ResponderEliminar